La hora de comer es uno de esos momentos fijos del día que, con una pizca de planificación y ganas, podríamos aprovechar más y mejor. Haciendo cosas distintas, complementarias, sanas, entretenidas y que nos aporten algo más. Se trata de romper el ritmo frenético de la mañana y a la vez distraernos y recuperar fuerzas para lo que resta de jornada.
Bien aprovechada, esa hora, hora y media, y hasta dos horas de que disponen algunas personas puede ser un oasis en medio del día. Para descansar, para recuperar, para hacer y para afrontar el resto del día con una energía y humor totalmente distintos.
Pero hagas lo que hagas, asegúrate de dedicar el tiempo suficiente para comer de forma pausada, tranquila y consciente. Comer apresuradamente es uno de los malos hábitos que hemos adquirido. Rompe con él y sustitúyelo por una comida sin prisas. Notarás el cambio desde el día 1.
Luego, con el tiempo restante, decide qué cosas puedes, quieres o te interesa hacer. Es tu tiempo y tu día, tú verás qué haces con él.
Procura seguir estas tres reglas básicas que tantos buenos momentos me han dado a mí: a) aléjate del teclado y olvídate del móvil (estás descansando, no trabajando); b) decide antes qué vas a hacer (aprovecharás mejor el poco tiempo que tienes); c) relájate y disfruta deliberadamente del descanso (no pienses en lo que te espera por la tarde).
Ahí van algunas actividades que por supuesto puedes combinar dependiendo del tiempo que tengas a tu alcance:
- Da un paseo tranquilo y relajado por un parque cercano (mi favorita, el resto de tu día se «turbo-recargará» como no imaginas).
- Lee un capítulo o dos de tu libro de ficción preferido.
- Vete a un gimnasio a hacer ejercicio.
- Escucha un audiolibro (mientras caminas o haces ejercicio).
- Aprovecha para hacer una ronda de llamadas personales.
- Haz alguna compra que tengas pendiente (a esa hora hay poca gente comprando).
- Busca un rincón tranquilo y silencioso y cierra los ojos.
- Escucha uno o dos podcasts (que te aporten y no te calienten la cabeza).
- Duerme una siesta (breve, de 15 minutos. Obra milagros para el resto del día).
- Visita un museo.
- Actualiza tu lista de tareas y cosas personales.
- Vete a lavar el coche.
- Juega unas partidas a un juego de mesa con tus compañeros de oficina (MUY divertido).
- Queda para comer con un amigo a quien hace mucho que no ves.
- Escucha un programa de radio que te interese y te aporte.
- Anota en un trozo de papel tus planes para el próximo fin de semana.
- Da un paseo con ritmo moderado-alto por tu vencindario o parque.
- Disfruta de la conversación con tus compañeros (si sois capaces de no hablar de trabajo).
- Escribe: notas para un futuro post, algo de poesía o una novela (escribir relaja, te distrae y te proporciona satisfacción).
- Juega con tus compañeros un partido (fútbol, baloncesto, pádel…); y si sois muchos montad un campeonato.
- Vete a nadar a alguna piscina cercana (o al mar, si puedes).
- Si el tiempo es propicio, vete a un parque cercano y tírate sobre la hierba a descansar y relajarte en silencio (otro sencillísimo gesto de milagrosos efectos).
- Respira.
- Mientras caminas o descansas, piensa en tus objetivos personales (motívate y evalúa).
- Lee alguna revista divulgativa o de viajes.
A la hora de comer… ¿inviertes en descanso y entretenimiento o inviertes en cansancio?