6 pasos para dejar de Procrastinar esas tareas pesadas que dan pereza

¿Cuándo fue la última vez que te enfrentaste a una tarea que sabías que tenías que hacer pero que no te apetecía hacer lo más mínimo? Es posible que hoy mismo, o ayer, o esta misma semana.

Muchas de estas tareas nos parecen aburridas porque son cosas que nos encargan otros: un encargo de un compañero, una orden del jefe, o un cambio de última hora de un cliente. Como no salen de nosotros mismos, automáticamente les ponemos la etiqueta de “aburrida” o “poco motivante”.

Las tareas que nos parecen aburridas y que además proceden de otra persona tienen todas las papeletas para dejarlas para otro día. Para caer en la Procrastinación (en un capítulo posterior veremos en qué consiste y cómo vencerla).

Pero muchas veces no podemos postergar esas tareas pesadas porque tienen una fecha de entrega ineludible. Entonces tienen todas las papeletas para hacerlas rápido y mal. En ambos casos las consecuencias son negativas. Todos perdéis: tú y la tarea.

Comparto contigo algunas pistas para no caer en esa procrastinación. Te las presento en orden, a modo de secuencia.

1. No pongas el foco en la tarea

La clave para conseguir darle la vuelta a una tarea aburrida o desagradable está en empezar a verla de otro modo. Cambiar el punto de vista que nos lleva a decir «vaya rollo hacer esto ahora». Es en ese momento cuando tienes que cambiar de posición para interpretar la tarea de otro modo.

2. Detén el “debate interior”

Ante una tarea pesada, tu mente suele distorsionar la realidad. No parará de darte argumentos sobre lo aburrida, larga o complicada que es esa tarea; y sobre las pocas ganas que tienes para hacerla. Para en el acto ese diálogo porque sólo contribuirá a desmotivarte más.

3. Desactiva TODAS las Distracciones

En ese debate al que me refería, tu mente pelea entre hacer la tarea o postergarl. Y, en paralelo, está “escaneando” los alrededores en busca de algo más entretenido. De modo que cualquier cosa que aparezca, especialmente si se asoma a la pantalla del móvil o del ordenador, será una invitación (automática) a procrastinar. Correo, redes sociales, apps abiertas en segundo plano… cierra y esconde todo eso ya, o la tarea te resultará el doble de pesada.

4. Dale un empujón a tu estado anímico

Tú no puedes cambiar esa tarea pero sí puedes elegir cómo quieres verla. Si la tienes que hacer, ¿cómo crees que la harás mejor? ¿Desde la perspectiva del fastidio, los resoplidos o las quejas? ¿O desde un punto de vista más optimista y positivo? Sé práctico.

Si puedes, escucha tu canción o tu disco favorito. Pero no le des sólo al «play» y ya está. Escucha de forma activa y consciente los dos primeros minutos. Necesitas generar endorfinas que te hagan sentir mejor para afrontar esa tarea.

5. El tedio desaparece al empezar

Lo que más “odia la Procrastinación” (nuestra mente vaga) es vernos empezar. Ese es el momento crítico que lo puede cambiar todo. Solo con arrancar todo es mucho más fácil.

Por tanto, no pienses ni te centres en todo lo que hay que hacer sino solo en lo primero que hay que hacer. Si tienes un artículo o un memorando concéntrate sólo en el primer párrafo. Si es una presentación concéntrate sólo en la primera diapositiva. Si es un diseño concéntrate sólo en el primer rincón o gráfico que vas a dibujar. Muchas veces nuestras pocas ganas son sólo un espejismo que desaparece al empezar.

6. Divide… y lograrás empezar

Mi fórmula favorita para desactivar las ganas de posponer una tarea pesada, es dividir y trocear lo que tengo que hacer. De modo que, en lugar de valorar toooooooodo lo que tengo que hacer, me concentro solo en una de las partes que vaya a hacer.

  1. Primero lo divido en las partes que sean. Tantas como sean necesarias para neutralizar el drama.
  2. A continuación hago un pacto conmigo: «Venga, Berto, céntrate solo en esta parte. La haces y la terminas sin problema. Es solo esa parte, no es para tanto».
  3. Si no por esas arranco, me prometo un pequeño “regalo” al terminarlo. Es verdad que eso no cambia la tarea, y si es aburrida lo seguirá siendo. Pero entre que solo tengo que ha hacer una porción, y me imagino esa pequeña recompensa al terminar, suelo encontrar el estímulo suficiente para arrancar.

También te puede interesar...