Uno de los rincones más importantes de un buen sistema productivo son los Rituales de Trabajo. Se trata de cosas que haces y repites antes o después “algo”: un momento del día o de la semana, una actividad, etc.
Los Rituales son acciones (o una cadena de ellas) que repetimos porque aportan un sentido de orden y estructura a ciertos momentos del día, o bien previo a determinadas activides, o incluso en determinados lugares. En menos palabras: cosas que haces y repites siempre antes o después de una actividad o un momento dado.
Sí, lo sé, no suena muy atractivo pero son uno de los secretos de las personas que se organizan y trabajan bien. Detrás de ellos puede estar a la respuesta a problemas tan importsntes como:
- «Cada vez me cuesta concentrarme en el trabajo».
- «Soy una procrastinadora nata, siempre retrasando cosas».
- O: «Nunca encuentro un momento para hacer la planificación semanal».
Rituales «antes de» y «después de»
Algunos son necesarios para empezar el día con energía, como una buena taza de café o un ejercicio matutino; otros nos ayudan a relajarnos después de una jornada dura de trabajo, como una una sesión de meditación; y otros sirven para poner el cierre a una semana de trabajo, como
Podríamos agruparlos en dos grandes “familias”:
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Los Rituales antes de hacer algo sirven para prepararte, para que lo próximo que vas a hacer salga mejor, para estar más concentrado, para ser más consciente, para eliminar dificultades (como por ejemplo distracciones), para estimularte, para relajarte, para aclarar tu mente.
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Los Rituales después de hacer algo sirven para poner un cierre, para evaluar y hacer un análisis, pero también actúan como puente y transición entre actividades distintas.
Al final son cosas que repites como fórmula para hacer bien algo que te dispones a empezar, o bien como broche de algo que se ha terminado.
¿Son útiles y aportan a tu sistema?
Ahora bien, como casi todo comportamiento humano, los Rituales pueden terminar siendo una pérdida de tiempo o incluso “trabajo de mentira”. Mal enfocados, o sobrecomplicados, pueden llegar a ser incluso causa de agobios.
Evalúa siempre tus Hábitos, Rutinas y Rituales, y pregúntate si están en línea de lo que buscas o necesitas.
En lugar de hacernos sentir bien, nos generan ansiedad y estrés, haciendo que nos cueste llevarlos a cabo. Por eso es esencial que los valores y los evalúes, para asegurarte que realmente te aportan y están en línea de lo que quieres. Porque los Rituales uno los escoje y los incorpora para que nos ayuden, no para agobiarnos.
Hay dos preguntas que puedes hacerte para evaluar tus actuales Rituales de trabajo. Y, realmente, cualquier Hábito o Rutina que tengas y repitas.
- Las cosas que ahora hago y repito en ciertos momentos o antes de algo, ¿están elegidas por mí de forma deliberada? ¿O las hago más bien en “piloto automático”?
- ¿Qué momentos o actividades de mi día/semana necesitan un “extra” o una mejora? ¿Hay alguna acción o gesto que me interese incorporar antes o después?
Evita el tan extendido copiar-pegar
No copies-y-pegues las Rutinas y Rituales que veas en otra persona. Cada uno somos distintos y buscamos cosas diferentes. Piensa y elige TUS Rituales. Es uno de los detalles que marcan a las personas que tienen éxito con sus sistemas de trabajo.
Puedes (claro) buscar inspiración para tus Rituales y Rutinas en muchos sitios: blogs, vídeos, libros… Pero es esencial que construyas tu Red de Hábitos pensando en tus objetivos, prioridades y necesidades. Rituales y Rutinas siempre tienen que estar a tu servicio, nunca al revés.