¿Quieres aprovechar el inicio del día? Elimina obstáculos primero

Uno de los cambios más grandes de mi vida fue incorporar el Superhábito de Empezar el día antes. Quería aprovechar el inicio del día para sacar más trabajo adelante, pero sobre todo garantizar que hacía cuanto antes lo más importante de cada día.

Pero una cosas son los deseos y luego está la ejecución. A menudo las acciones bienintencionadas pero poco estudiadas chocan con la realidad. Que es implacable.

Inicio del día

Muy pronto me encontré con un problema importante: no conseguía aprovechar el inicio del día ni la mitad de las veces. Me levantaba bien, tenía ganas de comerme el día, empezaba con fuerza mi trabajo… pero aquello no funcionaba.

No encontraba el ritmo, no avanzaba lo suficiente, y resultados que yo esperaba de aquel hábito no llegaban. Había algo que estaba fallando.

Ese hábito tiene obstáculos que no se ven

Muy pronto me dí cuenta de un detalle fundamental: antes de empezar no había allanado el terreno para ese nuevo hábito, así que tropezaba en muchas cosas de antes.

Como te cuento en mi libro Superhábitos, enfocarse en actuar primero sobre los obstáculos y las fricciones de un hábito, es fundamental para conseguir ponerlo en marcha. Es algo que las personas solemos pasar por alto, y que cada vez cuenta más. Antes elimina fricciones y posibles obstáculos, cualquier elemento o cualquier detalle que habitualmente esté ahí, y que luego en la práctica va a complicar, ralentizar o entorpecer lo que vayas a poner en marcha.

En mi caso, el obstáculo que me encontré (sobre el que no había actuado) fue este: no había preparado bien las tareas con las que iba a empezar mi día. Esa falta de preparación previa provocaba una fricción de inicio: ¿con qué empiezo? ¿qué es lo que debería asegurar ya?

En mi caso tenía claro por dónde iba a empezar; tenía claro lo que iba a hacer y lo que no iba a hacer; tenía claro el objetivo y resultado final que tenía que conseguir con esas tareas… pero estaba descuidando algo esencial: asegurarme de tener el material e información que necesitaba para esas tareas. Con lo cual, cuando arrancaba el día, me costaba mucho porque me faltaban cosas. Dicho así ahora suena como muy evidente, pero entonces yo no lo veía.

Así que cada dos por tres me encontraba bloqueado por un muro. En vez de empezar a tope, avanzando y consiguiendo, tenía que invertir los primeros minutos (a veces quince, veinte minutos o incluso más) a buscar y recopilar lo que necesitaba. Así que la fórmula estaba fallando y no me estaba dando lo que buscaba.

A menudo las acciones bienintencionadas pero poco estudiadas chocan con la realidad.

¿Cuáles son esos obstáculos al inicio del día?

Esto es solo un ejemplo, algo que me pasaba a mí. Pero ahora tienes que ser tú el que detecte, por adelantado, posibles puntos de fricción, obstáculos, zancadillas o trampas que puedes encontrar cuando quieres aprovechar el inicio del día.

  • Preparación. La falta de material, información o datos imprescindibles para las primeras tareas, son fricciones que complicarán tu arranque.
  • Físico/Personal. Por ejemplo si empiezas a trabajar medio dormido, con la tensión por los suelos, y por mucho que lo intentas es imposible empezar a trabajar a tope. Puede ser por mal descanso, insuficientes horas de sueño o adelantar de forma brusca la hora de levantarte).
  • Personas. Si trabajas en casa y vives con otras personas, ¿qué «impacto» pueden tener en el inicio de tu día? Y si vas a la oficina, ¿hay algún compañero pesado que aprovecha la primera hora para interrumpir?
  • Planificación. Tener claro por adelantado lo que vas a hacer y también lo que no vas a hacer. Identificar, antes de empezar, cuál será la primera tarea del día.
  • Entorno: por ejemplo si trabajas en casa y en la primera hora te lías con cosas de casa o incluso si vas dos o tres veces a la cocina o a otro sitio.
  • Atención/Distracciones: por ejemplo si al empezar te sigues empeñando en abrir el Correo o te pones a mirar lo último de tus redes sociales.

Ejercicio práctico: encuentra tus obstáculos

Si quieres exprimir el inicio del día tienes que allanar el camino primero. Y tienes ser tú quien encuentre si hay obstáculos o puntos de fricción. Y te propongo hacerlo en forma de ejercicio.

Reserva un rato, siéntate con papel y boli, y con calma analiza tus rutinas, entorno y las condiciones en las que habitualmente trabajas. Sé generoso con el tiempo que le dediques al ejercicio. O incluso mejor: haz que sea un ejercicio abierto que hagas a lo largo de varios días, a medida vayas detectando cosas o dándote cuenta de otras.

Es un esfuerzo ridículo comparado con lo que vas a conseguir: transformarte como yo en una persona de mañana, que ha convertido las primeras horas en uno de los secretos de su día.


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