Anoche, durante el transcurso de una cena con mi hermano, tuve una interesante charla sobre Productividad o Gestión Personal, como me gusta más llamarla a mí. Él me preguntaba si había algún pilar básico o ingrediente esencial con el que empezar a forjar un espíritu más productivo.
No se refería a claves o recetas sueltas sino a principios o fundamentos con los que empezar a gestionarse mejor y conseguir hacer las cosas. «Nada de GTD, por favor», me dijo. ¡Por supuesto! El GTD o un método alternativo debería ser lo último que hiciera cualquier persona que quiera ser más productivo, organizado y eficaz. Antes que gestionar las tareas tenemos que saber gestionarnos nosotros.
1Motivación
¿Por qué haces las cosas?, ¿qué te mueve a la hora de hacer las tareas? Ni debería ser «cumplir con tu deber» ni «ganarme un sueldo». Y si es así, yo no lo comparto, lo siento. Creo que hacemos las cosas para acercarnos a lo que de verdad queremos. Tal vez algo para nosotros, para nuestra familia o hijos… tal vez un nuevo proyecto que queremos lanzar, unas vacaciones en el extranjero, una carrera que queremos terminar, un nuevo idioma que queremos aprender, un ascenso profesional, un negocio que vamos a presentar, una nueva empresa que acabamos de poner en marcha, un nuevo blog…
Las cosas que de verdad te importan son las cosas que de verdad «tiran» de ti y te motivan. Lo demás son «razones» que rara vez lograrán entusiasmarte, ilusionarte ni empujarte a superarte cada día. Las cosas que te motiven deben ser además cosas muy concretas. Algo indefinido o etéreo jamás logrará tirar de ti y moverte a trabajar y a hacer las cosas.
El único motivo por el que yo quiero ser productivo no es por decir: «Hey, mirad, ¡ya soy productivo!», sino porque me acerca a las metas y las cosas que de verdad quiero conseguir. Me hace trabajar mejor para vivir mejor.
2Objetivos
¿Qué vas a hacer hoy? No digo qué te gustaría hacer, qué puedes hacer o qué piensas hacer. Me refiero a las cuatro, cinco o diez cosas que vas a hacer sí o sí. Pueden ser tus objetivos para el día, para la semana, para el mes. Es un compromiso que tú adquieres contigo mismo y que tienes y vas a cumplir.
Y no para decir: «Hey, mirad, ¡he cumplido mis objetivos!», sino para poder acercarte más a las metas y cosas que de corazón quieres conseguir: tus metas personales, familiares y profesionales.
Define unos objetivos:
- Muy concretos y tangibles. Que al final del día o de la semana te permitan decir «los conseguí» o «no los he hecho».
- Relistas y factibles. Tú conoces tu capacidad, tus límites, tu entorno, tus circunstancias… Adecúa tus objetivos a todo ello pero evita caer en el conformismo y la comodidad.
- Revisa y evalúa. Al cabo del día o de la semana, tienes que pararte a considerar si los has conseguido o no. ¿No? ¿Qué o dónde has fallado?
3Hacer
Empezar, hacer y terminar es el único modo de conseguir las cosas que de verdad quieres. Sí, lo sé, es una perogrullada, pero luego en la práctica no lo cumplimos y nos traicionamos a nosotros mismos. Cambiamos esa tarea a la que nos resistimos por esa otra más placentera. «¡Qué divertida es la procrastinación! Mira, paso de mis motivaciones y mis objetivos».
Claro que cuesta hacer las cosas, claro que no todos los días estamos igual de motivados, claro que los malos hábitos tiran de nosotros, claro que ver una serie de TV o ir a cervecear es más divertido que terminar eso otro.
Pero si tienes bien clara tu motivación y bien definidos tus objetivos, y, por encima de todo, te los recuerdas con regularidad para sugestionarte y motivarte, verás que resulta mucho más fácil vencer cualquier tentación. No hay pereza, vagancia, serie de TV o fiesta en la tierra capaz de vencer a las metas que te inspiran y que quieres conseguir… haciendo.