La Productividad Personal cambia a las empresas

Hace tres años me embarqué en una loca aventura en la que todavía estoy y quiero que no termine: contarle a todo el mundo que pueda que hay una forma más inteligente y mejor de trabajar. Y se llama Productividad Personal. Desde entonces “contar a otros” se convirtió en mi forma de vivir y trabajar. Y hoy más que nunca me alegro de aquella decisión.

Los cambios personales y profesionales que gracias a la Productividad Personal experimenté fueron tan profundos y reveladores, que me empujaron a decirme a mí mismo: «Berto, esto se lo tienes que contar a todo el mundo». No quería montar un negocio, no quería ser consultor, no quería ser ponente, no quería ser escritor, no quería ser profesor, no quería ser nada. Sólo quería contar. Y hacerlo en primera persona, como me enseñaron a hacer las cosas.

Desde entonces he tenido la oportunidad de trabajar y hablar de Productividad Personal con (calculo) más de 5.000 personas. Mayoritariamente en empresas. Porque desde el principio tenía clara una cosa: yo quería centrar mi actividad en empresas. No eventos, no conferencias masivas, no saraos. Quería embadurnarme con “el barro de las trincheras”. Quería trabajar desde dentro, desde donde (todavía creo) que se pueden cambiar las cosas.

Mis 18 años de carrera profesional han sido muy intensos: he fundado proyectos, he dirigido equipos, he ganado mucho y perdido mucho (me he arruinado dos veces), he trabajado en tres continentes, he inventado productos que han utilizado decenas de miles de personas y hecho muchas cosas fascinantes… Pero nunca, como ahora, en concreto durante esta semana, había estado tan orgulloso, satisfecho y seguro de lo que hago y por qué lo hago.

Llevo desde hace una semana trabajando en un intensivo con toda la plantilla de una conocida empresa de Euskadi (un proyecto que empezó hace meses y que culmina ahora). Estamos hablando de casi 300 personas, profesionales de muy alto nivel, que se han embarcado —todos juntos— en un valiente e insólito viaje en el que “todos a una” buscan cambiar su forma de trabajar para siempre. Y a fe que lo están consiguiendo.

No han apostado por mí. Han apostado por una cosa llamada Productividad Personal. Sólo que me han elegido a mí para darles esas ideas. Y están cambiando y mejorando su forma de trabajar creo que para siempre.

¿Innovación? Para ellos —y yo con ellos— esa palabra implica apostar y decir: «¿y por qué no vamos a ser capaces de cambiar?»

Tal vez te estarás preguntando por qué te cuento todo esto. ¿Por qué no escribo un post con trucos o pistas de Productividad como suelo hacer? La respuesta es bien sencilla: por pura satisfacción personal y profesional. Y porque creo firmemente que se puede contagiar el “virus” de la Productividad Personal como un día me contagió a mí. Yo intento hacerlo con esta página, con mi curso online, cada vez que me levanto para ir a Barajas o Chamartin con mi portatil para ir a cualquier empresa que quiera mejorar.

Yo elegí lo que hago. Creo en lo que hago. Amo lo que hago. Y eso, también lo sabía desde el principio, no iba a ser fácil. Porque la Productividad Personal rompe muchas reglas. Tal vez demasiadas. Pero ahora, más que nunca, creo que la Productividad Personal puede cambiar las cosas. Puede cambiar a las empresas.

No sé si dentro de cinco años seguiré haciendo esto o estaré vendiendo tablas de surf en mi amada Ciudad del Cabo. Pero hoy, mientras escribo esto, tengo la indescriptible sensación y certeza de estar aportando y ayudando a otros. Y eso me basta para decir: GRACIAS.


También te puede interesar...