Evita el Fallo típico del que Empieza (no Avanzo, lo Dejo)

Son bastantes personas las que, después de intentar un cambio productivo, deciden dejarlo. «Lo probé pero esto no es para mí». «Demasiadas reglas, no valgo para esto». «Mi trabajo es muy complicado, no se adapta a lo que necesito» ¿Por qué «fracasamos» en nuestro intento de mejorar nuestra Productividad Personal?

Al principio de mi cambio productivo personal, cometí tantos errores, tuve tantas dudas, y di tantos rodeos, que más de una y cinco veces estuve tentado de decir «remo pero no avanzo, así que mejor lo dejo». Pero hubo una cosa que me mantuvo en ruta: la idea de volver a lo que tenía antes era terrorífica. Deseaba retomar las riendas de mi trabajo y de mi vida más que otra cosa.

Así que todo lo que te voy a contar ahora lo he vivido en primera persona y en primera línea.

¿Por qué fallamos? O mejor dicho, ¿qué es lo que falla? Ojalá hubiera una sola razón o incluso dos. Sería mucho más fácil de corregir. Pero la realidad es que no mejoramos productivamente por una serie de razones que además suelen encadenarse, actuando en conjunto. Estas son mis «favoritas»:

No tienes motivos de verdad

Mucha gente dice que quiere cambiar y mejorar. Pero lo dicen de boquilla. No hay motivos, ni objetivos, ni prioridades, ni metas, ni sueños detrás. Leen una cita o un tuit, un post o incluso el primer capítulo de un libro, y creen que esa es gasolina suficiente para recorrer todo el camino. O tienes Motivos de verdad, o al primer revés te darás por vencido.

No tienes paciencia

Cambiar hábitos que llevan contigo tantos años no es algo que se hace de la noche a la mañana. No es un «voy a tomarme un café a ver si me despejo». Esto no funciona así. Requiere tiempo, constancia y por el camino mucha paciencia. Paciencia con lo que vas a intentar (hábitos, métodos, cambios…); y paciencia contigo mismo (fallos, dudas, recaídas…). Si vas buscando una pastilla que te cure rápido, busca en otro sitio.

Intentas muchas cosas a la vez

Esto es muy típico. Lees en algún sitio (tal vez en este blog) un montón de ideas y crees que intentando muchas, tal vez sonará la flauta y funcionará alguna. Consecuencia: te desorientas, te agobias, no funciona ninguna, y terminas por dejarlo. Cualquier cambio productivo implica siempre intentar muy pocas cosas o, mucho mejor, una sola a la vez. Primero una, luego otra, luego otra…. Hay tiempo de sobra para cambiar, pero es importante no atragantarse.

No tienes un plan o un método

No se puede cambiar a lo loco, sin saber qué vas a hacer, cuándo o cómo hacerlo. Sin seguir un plan o un método, o un sencillo calendario de cambios es complicadísimo que esas mejoras lleguen a cuajar. Como si de un ejercicio físico se tratase, necesitas un programa para empezar a ponerte en forma. Probar cosas sin ton ni son, o sólo cuando la necesidad obliga (por ejemplo los lunes, o cuando hay muchas tareas), no es una fórmula para alcanzar un éxito duradero.

Estás más preocupado por los demás

«Yo sí quiero ser productivo pero son los demás los que no me dejan». Hay MUCHAS cosas que puedes hacer (poner en marcha, consolidar, hacer crecer) aunque tu jefe y compañeros te hagan la vida imposible, productivamente hablando. Pero muchas veces es más cómodo refugiarte en ellos para justificar fallos personales. Céntrate mejor en los cambios que puedes poner en marcha tú, que controlas tú, que puedes corregir y modelar tú. El cambio personal siempre empieza por ti.

No estás dispuesto a esforzarte

A lo largo de los últimos seis años, son muchísimas las personas que han ido a alguno de mis cursos, se han apuntado a mi curso online o han comprado alguna de mis publicaciones. Y creen que eso ya es suficiente. «Ya estoy en tu curso». ¿Y? ¿Quieres una medalla o que te de un abrazo? Ahora toca EMPEZAR: seguir un plan, trabajar, esforzarte, ser constante, tener una disciplina, hacer cosas que antes no hacías… Cuando no hay motivos, no hay esfuerzo. Y sin esfuerzo no hay resultados. En esto no hay nada gratis.

Buscas respuestas en la Tecnología

Son muchos los que, para solucionar sus problemas de hábitos, instalan cinco aplicaciones, compran tres licencias, o incluso adquieren el tablet último modelo. No hombre no. La Tecnología por sí sola no mejora tus problemas productivos. De hecho, sin hábitos, los va a agravar; va a ser como echar gasolina al fuego. Primero los hábitos, luego esa aplicación chula que has visto por Internet.

No repites lo suficiente

Los hábitos no se ponen en marcha. Tampoco se prueban o se experimentan. Los hábitos (de ahí la palabra) tienen que cuajar, arraigar, quedarse contigo. Uno no puede introducir un cambio, repetirlo un par de veces y decir «ya está, ya me lo sé, dame el siguiente». Hay que repetir, repetir, repetir, repetir y repetir hasta la saciedad (de ahí la enorme paciencia de la que hablaba antes). Que un hábito eche raíces implica repetirlo días, semanas… y tal vez meses. Si tienes motivos, si tienes un método, si tienes paciencia, vas a ver que no es tan difícil.

Bufff, ¿qué agobio no???? Después de leer todo esto la pregunta que me sale a mí es: «¿De verdad merece la pena tanto esfuerzo? ¿No será mejor invertir todas esas energías en trabajar como un burro o echar más horas?» Para las personas que buscamos el Trabajo Inteligente, la respuesta es No.

Las personas que consiguen ese cambio o revolución productiva no son miembros de una súper élite, ni tampoco tienen un gen especial. Son personas como tú y como yo que pusieron esfuerzo, disciplina y sacrificio (ojo, no tanto eh, que esto no es un drama). Al final, como todo, es un tema de elecciones personales. Ser bueno cuesta. Y me alegro que sea así.


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