7 Lecciones Maravillosas que Me ha Traído mi Nueva Vida

¿Y qué nueva vida es esa? Llevo persiguiendo la Productividad desde hace mucho tiempo pero en los últimos cuatro meses, especialmente desde que inicié esta nueva etapa en ThinkWasabi, podríamos decir que me he lanzado a tumba abierta en «su búsqueda», desarrollando especialmente dos aspectos:

  • Aprender, experimentar y desarrollar nuevas técnicas, métodos y hábitos.
  • Contar mi experiencia a otras personas y aprender también a medida que lo cuento.

La Productividad no es algo que se aprende y ya está, no se algo que se puede comprar en la tienda de la esquina ni adquirir o asimilar por ósmosis. Tampoco se alcanza sólo a base de teoría. Uno no lee a quince o veinte autores, se zampa treinta artículos al día, prueba un par de cosas y se tumba a disfrutar del bienestar productivo tan ansiado. Es un larguísimo camino lleno de pruebas, tropezones, aciertos, descubrimientos, intentonas, fallos…

Pero ahora que llevo un cierto tiempo sobre ello me apetece compartir con vosotros algunas de las cosas que, o bien he descubierto de golpe, o bien he ido constatando diariamente a base de equivocaciones-y-aciertos. No te preocupes que a pesar de la entradilla un tanto filosófica estos siete puntos tocan tierra y son muy prácticos.

1La importancia entre el TENGO-DEBO-PUEDO

Esa frase de David Allen de una persona puede hacer cualquier cosa pero no todas las cosas es una verdad que todos deberíamos tener muy presente y a título personal me ha ayudado a comprender cómo debo encarar las tareas diarias.

La mayoría somos víctimas y esclavos de la urgencia (muchas veces ficticia) de nuestra lista de tareas, queremos hacer todo, pensamos que debemos hacer todo y eso se traduce en «ir con la lengua afuera» a todas partes, trabajar con estrés y terminar las cosas con precipitación y de forma chapucera. Carecemos de criterio productivo para filtrar, decidir y elegir qué tengo que hacer (aquello que hay que hacer por narices), qué debo hacer (puedo hacerlo sólo si llego) y qué puedo hacer (lo tengo ahí para hacer como algo opcional).

En mi último artículo de Productividad hablaba también de la diferencia crucial entre lo Urgente y lo Importante, de nuestra tendencia a asociar ambas cosas y de nuestra incapacidad (en la práctica) para distinguir lo uno de lo otro.

2El método es sólo una pieza, el hábito es la clave

A veces «me duele» un poco transmitir en mis artículos la idea de que un GTD o similar es la solución a todos nuestros males productivos. Uno se monta su aplicación, sus carpetas de «Próximo» o «Algún día», hace sus revisiones, perfecciona un poco el método y ya parece que estamos viajando sobre los railes de la Productividad.

El método es una tirita, una venda sobre la herida y en modo alguno cura el mal. Si nos distraemos con facilidad, si no somos capaces de centrarnos en lo importante, si le dedicamos tiempo indiscriminado a lo irrelevante, si no podemos empezar lo que acabamos, si somos comodones, si no actuamos con iniciativa… todo eso seguirá estando ahí por mucho David Allen o Pepito Pérez que pongamos en nuestras vidas.

Adoptar nuevos hábitos y desarrollarlos cada día del año es el único método para cambiar a largo plazo, de forma real y duradera. Y atención, ello cuesta y es sumamente difícil. Pero a base de rutinas se forman los hábitos y a base de hábitos los gestos productivos son más espontáneos y naturales, y cuesta menos derrotar nuestras malas costumbres.

Carecemos de criterio productivo para filtrar, decidir y elegir qué tengo que hacer, qué debo hacer y qué puedo hacer.

3La importancia de posponer las cosas o decir «no»

Cuando eres consciente de tus objetivos y tus metas, diarias, mensuales, anuales o para toda tu vida, hacer las cosas porque sí deja de ser un razón para hacerlas. Encontrar la «motivación productiva» les da el verdadero sentido y te permite sobre todo elegir de forma inteligente qué hacer, cuándo y cómo (me refiero claro está a lo que está en tu mano, no a lo que te ordena tu jefe).

Retrasar las cosas y no decidir no hacerlas ahora NO siempre es sinónimo de Procrastinación sino de elección productiva. Si esto que se me presenta ahora va a suponer la interrupción de una tarea clave, si va a ser un escollo en mi organización o si no va a aportar absolutamente nada a mis objetivos, ¿voy a permitir que atrape toda mi energía y atención? Aprender a decir «no» o posponer algo consciente y con criterio selectivo no sólo no es perjudicial para tu Productividad sino algo absolutamente necesario para desarrollarla.

4Fijar y guiarte por sueños, metas y objetivos

Yo suelo decir que «con los sueños te inspiras, con las metas te guías y con los objetivos haces las cosas». Los tres te marcan una ruta y un rumbo, y a mi modo de verlos, los tres son esenciales si no quieres andar por la vida como un pato mareado.

Sin duda alguna es difícil encontrarlos, es complicado definirlos y es muy problemático llevarlos a cabo… pero sin ellos ni hay Productividad ni camino ni éxitos ni nada. No quiero desarrollar este punto porque es tremendamente rico y complejo… realmente daría para decenas de artículos. Sólo quiero apuntar esa poderosa idea y la importancia de conducirnos y hacer las cosas guiados por esos sueños, metas y objetivos.

Con los sueños te inspiras, con las metas te guías y con los objetivos haces las cosas.

5Lo mejor de ti está todavía por llegar

Hace tiempo escribí un artículo que tuvo muy buena acogida, se llamaba 7 razones por las que ser Productivo. En él reseñaba algunos de los numerosos beneficios directos que te brinda la Productividad. Podía haber recogido 10, 40 ó 2.000 pero me limité a esos siete, y aunque ahora quitaría o añadiría algunos, me quedo con un mensaje que quiero transmitirte: la Productividad saca lo mejor de ti.

En esa búsqueda personal del bienestar productivo a lo largo de los últimos meses he adoptado nuevas medidas que han supuesto reducir, eliminar, incorporar, desarrollar o potenciar nuevas costumbres y rutinas que casi siempre han tenido un resultado común: a pesar de las equivocaciones mi trabajo ha ido mejorando. El primer y principal beneficiado de esos cambios siempre es uno mismo y su trabajo, que tiene más calidad y está hecho con menos estrés y más talento.

Eso me ha hecho deducir, sin mucho esfuerzo, que a medida que vaya mejorando, perfeccionando y puliendo, todavía podré sacar lo mejor de mí y dejar huella en todo lo que hago.

6No existe la mal llamada «gestión del tiempo»

«Es que no me llegan las horas del día», «para mí deberían inventarse los días de 25 horas». Mucha gente culpa a su apretada agenda y a su mala «gestión del tiempo» de su improductividad o falta de organización. No hay que gestionar el tiempo sino gestionarse uno mismo. Son los malos hábitos que arrastramos hace años y nuestra pésima conducta productiva los causantes de que muchos tengan que decir frases como esas.

«Es que tú tienes poco que hacer… yo tengo miles de cosas que hacer cada día». ¿De verdad lo tienes que hacer todo y todo es tan urgente? Vuelve al punto 1 y aprendamos la diferencia entre el tengo-debo-puedo.

Una vez que vas eliminando el lastre, simplificas tu forma de hacer las cosas, priorizas con criterio productivo, te concentras, eliminas las distracciones y, sobre todo y por encima de todo, te conjuras y te propones HACER las cosas, no sólo te llegan las horas del día sino que puedes incluso hacer más cosas de forma más relajada y con un resultado mejor.

A medida que vaya mejorando, perfeccionando y puliendo mi Productividad, podré sacar lo mejor de mí y dejar huella en todo lo que hago.

7La Tecnología NO es el problema, es parte de la solución

Mucha gente culpa a Internet y a sus distracciones de su bajo rendimiento y continuas pérdidas de tiempo. «Es que entro en Twitter y ¡zás!», «es que entro en Facebook y ¡zás!», «es que entro en YouTube y ¡zás!». Ni Twitter, ni Facebook ni YouTube tienen la culpa de nuestra baja Productividad. Simplemente son grandes herramientas de comunicación (como otras tantas) con las que nuestros malos hábitos sacan el lado más oscuro de nuestra improductividad. La distracción lleva dentro de ti mucho tiempo, no es un invento de Twitter.

La solución no pasa por aislarse de la Tecnología, apagar el monitor o desconectar el cable de Internet, sino por aprender a relacionarnos de forma natural, inteligente y productiva con todo ello. Aprender que la Tecnología es un complemento crucial, un potenciador y multiplicador de nuestra Productividad, es lo mejor que me ha pasado en los últimos meses.

Pero para forjar una sana y natural relación con la Tecnología tenemos que ser prácticos, simples y sencillos, utilizarla en tanto en cuanto nos ayude y dominarla para obtener un trabajo mejor. Si somos esclavos de unas aplicaciones, dispositivos y metodologías complejas… fallaremos.

Originalmente este iba a ser un artículo más telegráfico y sencillo pero una vez que te lanzas a explicar ciertas ideas pienso que es mejor hacerlo a fondo que pasar de puntillas sobre ellas. Si lo ves muy denso, puedes seguir la recomendación que suelo hacer: guarda el artículo o imprímelo y resérvalo para un momento en el que puedas leerlo con calma, hacer anotaciones y dejar que repose. Gracias :-)


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