Una de las cosas más tediosas de las reinstalaciones de software es dejar las cosas tal como estaban antes. Aplicaciones, plugins y extensiones, tipos de fuentes, configuraciones personalizadas de cada rincón. Por otro lado hay aplicaciones avanzadas que hasta que las dejas como tú quieres, cuesta un montón de ajustes, retoques e idas y venidas a las Preferencias y Ajustes. Perder todo eso supone volver a perder más tiempo después. ¿Dónde guardas o cómo recuerdas cómo tenías todo configurado? Yo lo hago con Evernote.
Piensa unos instantes en esto: desde que instalas una aplicación, empiezas a utilizar un nuevo teléfono o tablet, reinstalas un sistema operativo, o adquieres un nuevo portátil, cuántos cambios, ajustes, retoques, añadidos y personalizaciones haces en todo eso. Seguro que unas cuantas, ¿verdad?
Hace unas semanas instalé en mi Mac el nuevo sistema operativo: Lion. Siempre hago reinstalaciones desde cero y aunque eso exija un poco más de tiempo en ese momento, luego disfruto de un sistema que va más ágil y sin arrastrar basura del pasado.
Así que tras la instalación de Lion lo primero que hice fue instalar Evernote. Para recuperar ahí mi lista de cosas para reinstalar, restaurar o personalizar. No me rompo la cabeza intentando recordar «cómo lo tenía antes» o «qué es lo que falta aquí». Con una sencilla nota puedes tener la configuración de tu ordenador y aplicaciones y no perder tiempo después.
Cualquier dispositivo o aplicación que utilizas requiere cierta personalización que luego, tarde o temprano, siempre tienes que recuperar.
Ahí van algunas pistas de cómo lo hago yo… más otras que se me ocurren sobre la marcha mientras escribo esto…
- Lista de Aplicaciones. Las más habituales y conocidas no necesitarás ni anotarlas ni recordarlas, pero seguro que hay pequeñas aplicaciones o utilidades semidesconocidas que te interesará recoger en forma de lista.
- Lista de extensiones del navegador. Y no sólo su nombre, sino el enlace directo a la página de descarga. Y si alguna extensión requiere algún tipo de personalización a tu gusto, puedes recoger también cómo lo tenías antes.
- Lista de Fuentes. Si te dedicas al diseño web o gráfico, maquetación o haces presentaciones, seguramente terminarás por instalar un montón de fuentes. Puedes llevar un control (una lista) de las que tienes activas en tu Evernote.
- Preferencias de una Aplicación. Aplicaciones avanzadas de edición gráfica, de edición de vídeo, etc. requieren un alto grado de personalización y cacharrear mucho. Por ejemplo, Photoshop siempre me pide que retoque bastantes cosas hasta dejarlo como yo quiero. Y no pierdo el tiempo escribiéndolas, hago una captura de pantalla y pego esa imagen en una nota de Evernote.
- Configuración del sistema. Desde la sensibilidad del ratón hasta los ajustes de red y conexión, pasando por el ahorro de energía hasta extras que puedas instalar ahí. En esta parte del ordenador haces también muchos ajustes que puedes anotar para no olvidar nunca. O captura una imagen y pégala.
- Ajustes avanzados del sistema. Cambios en el Registro (usuarios de Windows) o retoques en el sistema hechos con el Terminal (Mac o Linux) son candidatos perfectos para ser guardados en Evernote. Yo por ejemplo he deshabilitado la animación de las ventanas de Lion así como otros cambios del tipo «así está como me gusta a mí». Todas esas lineas de código que tuve que buscar en Google, las he anotado por si necesito recuperarlas después. Y no necesitaré invertir más tiempo.
- Configuración de tu smartphone. Los teléfonos que utilizamos hoy en día tienen más de ordenador que de teléfono. Y si te fijas, también ahí personalizas un montón de cosas y tienes que introducir datos de configuración aquí y allá. Guárdalo en un sitio donde puedas recuperarlo sin dificultad. Y lo mismo para tu tablet.
Este uso de Evernote lo he centrado principalmente en tu ordenador. Pero si te fijas un poco, hoy en día cualquier dispositivo o aplicación que utilizamos en nuestra vida requiere cierta personalización que luego, tarde o temprano, siempre tienes que recuperar. Tu cámara de fotos o vídeo, tu televisor, tu equipo de cine en casa, el GPS del coche… en todos esos sitios introduces, cambias o ajustas valores y datos. Si son medianamente relevantes, guárdalos para no perderlos y poder recuperarlos rápidamente cuando los necesites.