¿Más notificaciones?, no gracias

Meses antes de instalar Moutain Lion en mi Mac sabía cuál iba a ser una de mis primeras tareas: deshabilitar el centro de notificaciones. Porque no me gusta vivir en un mundo de notificaciones, alertas, popups, sonidos y mensajitos donde cada vez es más difícil estar concentrado en una tarea o disfrutar de una cerveza.

«Esa aplicación es una mierda, no tiene notificaciones». Es una frase que escuchaba la semana pasada. Resulta que ahora valoramos el software en función de su capacidad para molestarnos, no por lo que nos aporta en el trabajo: si nos facilita las cosas, si nos ayuda a mejorar, si eleva la calidad de lo que terminamos, si nos aligera las tareas, si damos mejor servicio, si terminamos antes…

Las notificaciones son divertidas, dinámicas, rompen la monotonía, permiten saltar de flor en flor, nos hacen conectar con otros y saber antes que otros… nos hacen sentir como “brokers de la era moderna” enganchados a mil frentes. Pero tienen un impacto tremendo sobre lo más grande que tenemos cuando trabajamos y cuando no trabajamos: la ATENCIÓN. Porque ese constante bombardeo de “pings externos” hace que el delicado proceso creativo que cualquier tarea media-alta requiere, sea fulminado en el acto.

Cuando empecé en esto de la Productividad Personal (no hace tanto ¡caramba!) no existía esta moda y dependencia de las notificaciones. Sólo había que preocuparse de deshabilitar el notificador de correo y silenciar el móvil. Poco más. Ahora uno no puede ir al baño sin recibir una notificación… y no entra sin haberla contestado, claro.

Las notificaciones son las embajadoras de la multitarea.. Moverse entre aplicaciones, gadgets y sus notificaciones, mientras uno se enfrenta a tareas exigentes, es como ir a un cocktail. Los camareros pasan con platos, picas un poco de cada uno pero al final no cenas.

Yo me pregunto: si en el trabajo, conmigo, tengo mi teléfono móvil que en cualquier momento recibe llamadas, un SMS o una notificación de Whatsapp y de cuatro aplicaciones más que lo permiten; si tengo a mi lado el teléfono fijo que hace ring cada dos por tres; si en mi ordenador ahora tengo un centro de notificaciones con alarmas visuales para siete aplicaciones; si tengo abierto Skype todo el día; si tengo conmigo a mi viejo compañero el avisador de email nuevo; si además mis compañeros o mi jefe me interrumpen en cualquier momento porque trabajo en una oficina… ¿cuándo demonios pienso trabajar? ¿Cómo espero encontrar buenas ideas, avanzar por mis tareas y cumplir con mis objetivos?

Personalmente no tengo problemas con las notificaciones… mientras me sigan dejando cerca el botón de off para deshabilitarlas. Es lo que veo a mi alrededor lo que me preocupa. Gente que dice estar «muy preocupada por su tiempo y su productividad» pero que un día tras otro se empeña en cargar con más piedras en la mochila. Es sólo mi reflexión.


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