5 claves para que los Grupos de Whatsapp no acaben contigo

¡Ay los grupos de Whatsapp! Podrías llamarme «Míster antigrupos» o el Rey del «ha dejado el grupo», y me sentiría muy cómodo con las dos definiciones. Porque habitualmente me salgo de un grupo o cierro otro que yo he creado. Y lo hago no porque sea un desagradable, no quiera saber de los demás, o no me guste estar «informado», sino porque he dicho «hasta aquí vale».

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¿Dónde está el límite a los grupos de Whatsapp? ¿Hasta qué punto una persona puede tolerarlos? Grupos de padres del colegio, de padres del equipo de___, de los de la salida del fin de semana, de compañeros del trabajo, de antiguos alumnos (hay que mantener el contacto), de clientes y colaboradores del trabajo, de los que vamos al viaje del puente, de___ ponle tú el nombre que sea. Y el problema, por supuesto, no son los grupos en sí, sino lo que hay detrás de ellos y nuestra pésima gestión diaria:

  • Aceptamos (sumisamente) que nos añadan y luego no hacemos nada. (Quejarnos, como mucho.)
  • Consentimos el desmadre de alertas y notificaciones que llegan a cualquier hora y bajo cualquier pretexto («¡Buenos días!»).
  • Leemos o participamos en conversaciones intrascentes, interminables o ininteligibles (a menudo las tres cosas).
  • En el trabajo introducimos un nuevo canal de comunicación (?) en el fondo poco serio y dificilísimo de manejar con rigor.
  • Y en nuestra vida personal y familiar nos cargamos de más ruido y basura, que al final termina en saturación y dispersión.

Claro que los grupos son útiles. Pero cuántos de ellos dejan de serlo al poco tiempo y siguen ahí, molestando. Constantemente.

Yo llegué tarde a Whatsapp. Y lo empecé a utilizar por obligación, por un tema familiar. Y alertado por otros enseguida ví su peligrosidad… si no se marcaban unas ciertas regla de uso. Desde entonces me ha ido bastante bien, y estoy contento por cómo lo gestiono. Pero de vez en cuando tengo que recordarme estas cosas, porque si no, es fácil bajar la guardia y perder el control.

Pero donde hoy de verdad está el agujero negro es en los grupos. Y no creo que descubra nada nuevo ahí. Tú lo ves cada día. Y puede que padezcas sus consecuencias. De forma silenciosa, aceptada; porque esto ya se ve como algo inevitable, como un peaje ineludible por vivir en la era de la ultraconexión, por seguir la moda la instantaneidad.

Yo me niego a que un software o un grupo de gente al otro lado marque cuándo hago qué, o lo que dejo de hacer (distracciones, dispersión), por eso he marcado también mis propias reglas para manejar los grupos. Son 5 ideas (creo que de sentido común) que te ayudarán a «no perder la cabeza», y utilizar los grupos de Whatsapp de un modo más coherente:

  • 1. Me recuerdo el sentido y el objetivo que ese grupo tiene
    ¿Para qué me sirve? ¿Qué me da y qué me quita? Si digo «sí» a eso, ¿a qué estoy diciendo «no»; a qué estoy renunciando? ¿Es tan importante y me va a aportar de verdad? Solo tengo una vida y valoro mis prioridades, no quiero pasarme horas frente a una pantalla leyendo cosas solo para satisfacer mi humana curiosidad.
  • 2. Si otros me añaden, me salgo inmediatamente o en cuanto puedo
    Ya que no has pedido permiso para añadirme tampoco tengo que pedírtelo para irme. Y lo hago en dos casos: 1) Si el grupo no me aporta o es absurdo, me salgo inmediatamente, en el mismo momento en el que me añaden. 2) Si con el tiempo el grupo deja de tener utilidad, o se convierte en un foco de ruido y basura, me salgo pasado ese tiempo. No me importa que a mi paso quede un: «Berto ha dejado el grupo». Me recuerda que sigo siendo libre.
  • 3. Si lo creo yo, involucro al mínimo de personas
    A la hora de crear un grupo me lo pienso tres y cinco veces, en lo que les va a dar pero sobre todo en lo que les va a quitar. Porque soy consciente de lo que supone para los demás. Evito a toda costa añadir gente de forma indiscriminada, y suelo consultarlo de forma individual antes.
  • 4. Si lo creo yo, lo borro al poco tiempo. Y además explico
    Si de verdad es necesario y va a aportarnos a todos, una vez creado el grupo intento eliminarlo en cuanto deja de tener su utilidad. No quiero ser yo el causante de cosas de las que luego me quejo. Y además lo explico: «Como el grupo ya no hace falta, lo voy a borrar y así conseguimos tiempo extra cada día :-)»
  • 5. Y si me interesa el grupo, lo silencio por un año
    Es posible que el grupo sea intersante o útil, pero no quiero sufrir el bombardeo de mensajes diario. Así que lo silencio, y 1/2 veces a la semana lo abro para (rápidamente) ver si hay algo interesante.

¡Qué buena es la Tecnología! ¡Y qué perversa es cuando se utiliza sin reglas ni hábitos! Lo bueno, lo fantástico de todo, es que tú al final sigues teniendo la última palabra. Tú decides cómo utilizar los grupos de Whatsapp. Es el poder que te dan tus prioridades.


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