¡Ay el Email! Ese caballo desbocado que un día tras otro tenemos que domar queramos o no. Si un problema —y grave— se repite en todas o casi todas las personas con las que tengo la oportunidad de hablar es el Email. Y es un problema porque en el día a día es, junto al teléfono, las distracciones y la reuniones, uno de los mayores agujeros negros de nuestra Productividad personal.
En mi opinión la solución pasa irremediablemente por empezar a entender el Email de otro modo. El Email está sobrevalorado. Si nos paramos a analizarlo serenamente en la mayoría de los casos aporta muy poco a nuestro trabajo y vida diaria. Sólo que alguien nos ha hecho creer o nos hemos convencido que el Email es nuestro trabajo y que por tanto «es fundamental».
Lo que «es fundamental» es que cada uno haga de forma excelente el trabajo por el que contrataron, que se centre a las tareas que producen resultados y que se esfuerce en actividades que aportan de verdad y que sí tienen impacto.
Del Email he hablado aquí y seguiré haciéndolo. Transmitiendo las mismas ideas —insistiendo en las más importantes— y combinando otras nuevas porque personalmente creo que es algo en lo que todos podemos mejorar MUCHO.
Ahí van 10 ideas para empezar a entender de otro modo nuestra relación de Email. Creo, profundamente, que es necesario reformular las condiciones de la relación que mantenemos con el Email.
- Desgastarse con el Email no produce impacto en tu trabajo.
- Convertir el Email en un centro de decisiones te convierte en su esclavo.
- Leer el Email a primerísima hora sólo contribuye a descomponer tu planificación.
- Chequear el Email de forma continua o utilizar notificadores tiene el mismo resultado que pilotar una lanzadera espacial con guantes de boxeo.
- «Chequear» el Email no sirve para nada porque no produce resultados directos.
- «Procesar» el Email no implica responder a todos los mensajes.
- El único propósito de un mensaje es que se convierta en Acción.
- El Email es sólo una herramienta más de las muchas que utilizas. Empieza a despreciarlo.
- Reducir tiempo y energía en el Email implica invertirlo en tareas que sí cuentan.
- Que los pinceles no le hagan olvidar al pintor por qué está ahí. El Email no es tu trabajo.