5 Razones para Abandonar la «Desorganización Organizada»

La semana pasada escuché una expresión que hacía tiempo no oía: «yo no soy desorganizado. Mi caos está organizado». Me hizo mucha gracia pero sobre todo me volvió a sorprender la convicción con la que se dicen estas cosas. Esa «desorganización organizada» (que no existe), hace más daño de lo que parece.

Para las cosas de trabajo yo antes era bastante desorganizado, y ahora soy todo lo contrario. He cambiado tanto, no porque me den medallas o sienta regocijo interior por contemplar las cosas a punto y en su sitio; sino porque me ayuda a hacer mejor las cosas que me importan.

La organización es un medio, una herramienta, una forma de conseguir algo. La recompensa está detrás.

«Yo me aclaro con mis cosas. Además no es para tanto, y a mi edad ya no voy a cambiar». Pues yo creo que sí es para tanto, que te afecta muchísimo más de lo que crees, que termina afectando a otros (compañeros, familia…), y que te roba más energía y tiempo de lo que crees.

La desorganización tiene más consecuencias de las que observamos en superficie. Pero, el gran problema con los hábitos y rutinas personas, es que uno nunca las ve de forma global, sumando, sino en un momento determinado. Y aquí y ahora, esa desorganización no hace tanto daño. Es cierto. Pero ¿qué pasa con ella cuando suma o multiplica al cabo del año?

Tu desorganización resume lo que eres al cabo del año, no en un momento determinado.

Yo me «volví» organizado el día que me dí cuenta todo lo que podía ganar. O, dicho de otro modo, el día que me dí cuenta todo lo que mi desorganización me quitaba:

  • Pierdes eficiencia y rapidez. Cuando las cosas no están a mano, cuando cuesta encontrarlas más de lo necesario, cuando unas cosas se ponen en el camino de otras más importantes, pierdes fluidez, agilidad y ritmo de trabajo. Poco o mucho, es algo que tenías y ahora pierdes.
  • Afecta a otros, les contagia. Colaborando junto a otros llega un punto donde tu desorganización deja de ser tuya, y pasa a ser un problema para otros. En proyectos junto a otros unos dependéis de los otros y formáis una cadena que debe estar sincronizada y equilibrada. Todos estáis a tope de trabajo, con fechas límite y mucha presión. ¿Cómo crees que afectará tu desorganización a ellos y al proyecto?
  • Consume tiempo, atención y energía. El desgaste de buscar y no encontrar, o de «ponerte a rebuscar», de no tener a mano en el momento justo, supone un desgaste. En ese momento uno lo percibe como algo inocuo. Y es verdad, no es para tanto. ¿Pero qué pasa cuando eso se suma al cabo del mes o del año? Es tiempo, atención y energía que podrías haber dirigido a cosas muchísimo más importantes.
  • Se te escapan cosas. Piensa en el enorme volumen de tus tareas. Llegan por mil sitios: teléfono, Email, de viva voz, se te ocurren a ti, te las piden aquí y allá clientes, jefe, compañeros… Ser desorganizado en ese área supone que, más temprano que tarde, se te olvidarán cosas y te comerás algún plazo. Y eso en equipo es todavía más serio.
  • Te distrae, te desenfoca. Justo lo apuntaba en mi último artículo: cuando estás «enchufado» con una tarea, y por tu desorden tienes que ponerte a rebuscar y pelearte con papeles, archivos digitales o navegar por Internet, vas a generar microdespistes o macrodistracciones que te van a alejar de la tarea. Y perderás las ideas y el ritmo de trabajo que tenías antes.

Hay más efectos. Bastantes más. Y además no sólo en el ámbito del trabajo o los estudios. También en casa, en la vida personal y familiar. Pero quería apuntar estos cinco efectos como los más representativos.

¿El quid de todo esto? Que ser organizado no cuesta tanto. No lleva tanto tiempo o esfuerzo como se asegura desde el otro lado. Dos o tres sencillas reglas y rutinas prácticas y, a la larga (recuerda, mira siempre al largo plazo), notarás cómo consigues tiempo, atención y energía para las cosas verdaderamente importantes. ¿Por qué no apuntarte a la organización organizada?


También te puede interesar...

Screencast #3: GTD fácil (II)

Screencast #3: GTD fácil (II)