7 Ladrones de Energía que cada día te Roban sin Darte Cuenta

A menudo se habla y se escribe sobre actividades que «roban tiempo», pero no tanto de aquéllas que te roban energía. Son menos reconocidas, pero igualmente dañinas. Porque te quitan lo que más necesitas cuando quieres hacer, conseguir y avanzar: la energía, las ganas.

Antes de nada, hay que dejar claro que detrás de todos estos ladrones sólo estás tú. Es decir, son hábitos, gestos o actividades que permite uno mismo. Que permites, propicias o fomentas, y que terminan por cansarte. O sea: no hay que mirar alrededor para buscar culpables… Y tampoco para encontrar soluciones. ¡Y eso es una buena noticia!

¡El depósito está medio vacío!

Cuando tú te levantas por la mañana contigo tienes una cantidad limitada y valiosísima de energía, de capacidad, de atención, de intensidad, de impulso, de ganas de hacer. Teóricamente todo eso lo vamos a invertir en las cosas que nos importan, en lo que buscamos… pero no siempre es así.

Y lo que nos pasa a menudo es que esa energía no nos llega. A veces el depósito mental se vacía a mitad de día. Te encuentras desganado, desenfocado, con ganas de irte a casa ya. «¿A dónde se ha ido toda la energía que tenía hacía sólo unas pocas horas? ¿Quién me la ha quitado cuando en realidad no he hecho tanta tareas?»

Esa falta de energía y de intensidad, suele ser más mental que física. Y muy habitualmente (más de lo que creemos) se debe a ciertos hábitos, actividades y actitudes nuestras, que sileciosamente nos van robando esa energía. Que nos van cansando y cansando. Tú crees que es sólo culpa de las tareas de tu lista (que también), cuando en realidad hay otras cosas que han contribuído a cansarte.

Fíjate en la lista que viene a continuación. Porque son cosas en los que muchos de nosotros caemos (tal vez sin darnos cuenta), y que nos pueden llegar a quitar lo mismo o más que otros conocidos «ladrones del tiempo» como las interrupciones, las pérdidas de tiempo online, etc.

1. Quejarnos demasiado

¡Madre mía cómo nos gusta quejarnos! Y no una vez, sino veinte. Y además lo retransmitimos a todo el que se aproxime. Sentir molestia o cabreo ante una contrariedad o una mala noticia, es natural y humano; y es bueno expresarlo en alto… pero una sola vez y ya está. Instalarse permanentemente en la queja es un acto inútil (no soluciona el problema) y sobre todo consume una cantidad enorme de energía. De tu energía.

2. Falta de planificación

Cuando no planificas un día o una semana de trabajo; cuando no preparas una tarea complicada o un proyecto; cuando no te anticipas a un previsible momento complejo, te bloqueas, te atascas, y pierdes tiempo buscando, recopilando o arreglando sobre la marcha. Y, claro, eso te cansa. De forma innecesaria, pues lo podías haber evitado con facilidad. Planifica y prepárate ahora, y ahorrarás energía mental después, que podrás invertir en tus tareas.

3. Intentar recordar cosas

Muchas personas obligan a su mente a retener y acumular tareas, microtareas y recordatorios en una pelea constante por que no se le escapen cosas que tienes que hacer o que le debes a otros. Esto genera un descomunal derroche de energía que se podría solucionar fácilmente utilizando una aplicación o una agenda de papel. La mente nació principalmente para inventar, solucionar, crear, hacer. No para «apuntar cosas».

4. Cotilleo y chismorreo

Aunque es algo que todo el mundo dice odiar, luego es algo en lo que todo el mundo cae de una forma u otra. Cruzar la linea del simple comentario para enzarzarnos en una espiral de chismorreo y habladurías, es fácil, es humano, y es algo diario. Pero es algo que también nos desgasta silenciosamente. Y ese chismorreo se puede encontrar en la máquina de café de la oficina, pero también en Twitter, Facebook, etc. ¿Y si invirtieras tooooooda esa energía en otras cosas que de verdad te importan?

5. Desorganización y desorden

Mirándolo a fondo, la desorganización en sí no es el problema. El problema está en las consecuencias que se derivan de ella: perder tiempo intentando encontrar algo, poner patas arriba todo buscando, interrumpir a alguien porque no lo encuentras, o distraerte de la tarea porque te falta algo que creías tener. Y ojo, esto tanto en el trabajo como en casa con tus cosas o las de tu familia. Todo eso, aunque no lo vemos/admitimos, nos roba una energía de la que luego nos lamentamos por no tener.

6. Estar con personas negativas

Hay personas positivas y personas negativas. Éstas últimas son personas nocivas y dañinas, que restan en vez de sumar, que desaniman en vez de motivar, que destruyen en vez de construir, que se quejan en vez de solucionar, que se quedan parados en vez de avanzar. Y sobre todo que «contagian». Estar con estas personas, rodearte de ellas, o incluso pasar tiempo con ellas, tiene un precio alto: por un lado te vas contagiado de su negatividad, y, por el otro, vas perdiendo la energía y el entusiasmo que necesitas para tus proyectos y metas.

7. Indecisión permanente

A la hora de decidir, dar una respuesta definitiva, o lanzarte a algo, internamente te debates entre el sí o el no, con argumentos que van y vienen, considerando todas las posibles opciones (hasta las más absurdas), imaginando escenarios que nunca llegarán a darse, intentando trazar el plan perfecto, o esperando por el momento ideal que nunca llega. Esa «batalla interna» de días y hasta semanas termina por agotarte. Pensar y analizar antes de decidir es bueno y necesario. Pensar demasiado y caer una espiral de indecisión termina por agotarte. Y además hace que no te muevas.

¿Dónde están las claves para vencer todo esto? Pues la primera y más importante es saber si tú caes en esto. Esto es, analizarte y autoevaluarte de forma regular para ver cómo haces las cosas. Cuando sabes dónde te duele, luego es mucho más fácil ponerle remedio. Si no, es como seguir caminando con los ojos vendados.


También te puede interesar...