¿Eres de los que llenan su día con el trabajo de otros?

¿Qué pasa cuando solo haces el trabajo que te piden otros, y nunca haces lo que deberías hacer tú? No, no es un juego de palabras, es el laberinto en el que cada día (mal)viven millones de profesionales. Y es que cada vez hay más personas que trabajan en modo reactivo, siempre por detrás, haciendo lo que otros les piden (sobre todo) por Correo.

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Muy ocupados… en lo de otros

Están muy ocupados trabajando. Y probablemente mucho. Sin parar en todo el día, con la certeza de estar cumpliendo y dándolo todo. Pero el caso es que ven que les falta tiempo, que no consiguen grandes resultados, que no avanzan más con todo lo que hacen. Normal, cuando mayoritariamente llenas el día con el trabajo de otros, en lugar de decidir lo que interesa hacer, o lo que deberías hacer. Tú no eliges en qué inviertes tu Tiempo y tu Energía, otros lo han hecho por ti. Un día tras otro.

Trabajar en equipo o ayudar a los demás no tiene que ver con que mis prioridades siempre las marque el de al lado.

Esas personas nunca tienen tiempo para lo importante porque van a remolque de lo que otros les piden o les encargan. Y no es porque sean incapaces, les falte conocimiento o no sean inteligentes. Es la consecuencia de repetir hasta la saciedad tres malísimos hábitos: (1) empezar TODOS los días leyendo el Correo; de (2) trabajar sin un plan claro de tareas; y (3) de moverse sin objetivos ni rumbo intentado llegar a todo, intentando contentar a todos.

Siempre en una posición de desventaja

El caso es que esas personas, seguramente cumplidoras, serias y en general «buenos profesionales», nunca lideran. No son los que hacen que las cosas ocurran, porque se mueven sin iniciativa ni proactividad; no dirigen su Tiempo-Energía hacia donde deberían, sino hacia lo último que ha llegado.

Para ellos manda lo último. Manda la Bandeja de Entrada o el último «whatsapp». Manda el atender rápido a lo de otros porque «están esperando que yo haga algo». Por supuesto que habrá ocasiones donde tenga que ser así, porque no queda otra. Hay urgencias de verdad y temas que no pueden demorarse. Pero urgencias de verdad no hay tantas. Lo que hay son peticiones con prisas que atendemos como si nos fuera la vida en ello… y eso crea escuela. Tú te acostumbras, y los otros se acostumbran.

Desde hace más de 10 años trabajo en esto de ayudar a personas y equipos a mejorar su Efectividad, pero nunca como hasta ahora había visto tanta reactividad y servilismo en las empresas.

Cada vez abundan más las personas que no deciden por dónde empiezan el día, que no preparan ni revisan su trabajo por anticipado, que no piensan ni analizan sobre cómo trabajan, que no dirigen su Tiempo-Energía hacia donde les interesa. Se limitan a ir limpiando marrones en función de lo que va llegando por Correo. Y así durante años.


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