Cómo he logrado ser disciplinado sin disciplina

«¡Me falta disciplina!» Y yo pregunto: ¿Qué es eso? ¿Es hacer lo que tienes que hacer cuando lo debes hacer? ¿Ponerte con algo que no te apetece? ¿Tener la motivación para mover montañas? ¿Empezar algo para lo que nunca encuentras el momento? ¿O todo eso a la vez? La disciplina no existe. O mejor dicho, no funciona como nos la han vendido. Al menos en mi caso no.

Ser Disciplinado

La disciplina además tiene mala fama. Solo la palabra ya suele tener tintes negativos, y casi siempre implica hacer cosas que uno no quiere. Pareciera que ser disciplinado es como vivir sometido, soportando una pesada carga, doblegando la voluntad de forma constante.

Con el tiempo y sobre todo con muchos fallos, me he dado cuenta que la disciplina práctica va por otro camino: va más de crear un entorno y las condiciones propicias para lo que quieres hacer, que de realizar esfuerzos titánicos, de actos de abnegación, o de seguir un método concreto que no terminas de ver.

Un nuevo enfoque para la disciplina

Aquí está el error: poner el foco en lo que tienes que hacer (sobre todo el esfuerzo, el «dolor»), en vez del Entorno y las Condiciones, es decir: allanar el camino, eliminar obstáculos, ponértelo (más) fácil.

Este enfoque diferente me ha servido para casi todo lo que he intentado en los últimos años: empezar a hacer ejercicio, levantarme antes por la mañana, ser constante en un proyecto que se me estaba haciendo pesado, o hacer tareas que me desagradan y que antes procrastinaba.

La clave es el Entorno y las Condiciones

Vale. ¿Y cómo se desarrolla esa «otra disciplina»? ¿Qué tienes que hacer para conseguir las ganas o el empuje para empezar o ser constante? ¿Cómo crear un Entorno y Condiciones propicias para ser disciplinado? Con tres pasos. Vamos a dar tres pasos que es importante se den de forma escalonada, uno detrás del otro:

1. Preparación: Allana el camino

Esa disciplina que buscas tiene dos grandes enemigos ocultos: la fricción y la improvisación.

  • La fricción o roce es la resistencia que te encuentras en un momento, actividad, o tarea cuando te pones a hacerla. Y muchas viene por no haber eliminado o añadido algún elemento o detalle ANTES.
  • La improvisación es hacer algo de pronto, sin anticipación, un cierto análisis, o sin tener claro lo que es… un poco llevado por el momento o un impluso. Eso te hace hacer algo de un modo ineficiente, complejo, costando más.

Tanto la Fricción-Roces como la improvisación, se curan con Preparación. Anticipándote a lo que tienes que hacer, allando el camino, poniendo-quitando algún elemento que facilite lo que tienes que hacer. De ese modo la escalera puede ser igual de larga, pero con una pendiente más suave y ahora le hemos añadido una barandilla.

Pregúntate sobre todo:

  1. Errores, obstáculos o atascos que en el pasado te hicieron fallar o desistir.
  2. Elementos, detalles o pasos intermedios que pueden facilitar lo que tienes que hacer.

Todo esto se tiene que hacer ANTES de empezar o de que llegue el momento.

2. Miniobjetivos: Todo es más asequible

Para mí los Miniobjetivos son el factor clave del éxito en muchos frentes. Porque son una forma sencilla, tangible y asequible de conseguir cosa complicadas, o para las que te cuesta encontrar disciplina.

Piensa en ese proyecto, tarea o actividad que se te resiste. ¿Y si lo dividieras en cinco o diez partes o pasos intermedios mucho más pequeños?

Lo pequeño no atrae pero es brutalmente eficaz para romper resistencias y conquistar montañas. ¡Hazte fan de lo pequeño!

Yo puedo ver lo que tengo que hacer todo este mes y desanimarme… o puedo centrarme solo en lo que tengo que hacer hoy. Yo puedo ver que tengo que salir a correr 10 kilómetros… o puedo centrarme solo en que tengo que calzarme las zapatillas y salir a la calle. Yo puedo ver que tengo que hacer una presentación de treinta diapositivas… o centrarme solo en la primera.

Si ahí necesitas disciplina, es más bien para acallar a tu mente y evitar pensar en todo lo demás que hay detrás. Pero ya llegará. Un Miniobjetivo. Luego otro. Luego otro más. Y sumando peldaños es cómo se sube una escalera.

3. Calendario: Concretar y continuar

Han pasado unos cuantos años desde que te hablé del Método de Jerry Seinfeld para crear hábitos o encontrar la disciplina para hacer algo. Y yo todavía lo sigo utilizando. No para todo, pero si para proyectos o actividades que me cuestan.

La clave aquí no es utilizar el calendario por sí solo, como te recomendaba entonces. Sino combinarlo con la Preparación y Miniobjetivos anteriores. Ahí todo es mucho más fácil, asequible e indoloro.

Hoy me considero una persona disciplinada. Pero no porque lo haya nacido así, sino porque he hecho para serlo. Poniendo algunas piezas que faltan o quitando otras que sobran uno puede compensar sus carencias y potenciar sus virtudes.


También te puede interesar...