Las 6 peores formas de empezar un cambio en el nuevo año

Llegamos al fin de año, momento clásico (y bueno) para empezar un cambio personal, introducir un nuevo hábito, o intentar despegarse de uno viejo y malo-malo. Se suelen llamar propósitos de Año Nuevo por algo muy concreto: duran lo que duran los efectos de la euforia del primer día.

Empezar un Cambio

¿Cuestión de querer o de saber hacerlo?

Están los clásicos que nunca mueren: perder peso, hacer ejercicio-apuntarte a un gimnasio, mejorar tu inglés. Y luego los más nuevos: lanzar ese proyecto que lleva parado tanto tiempo, empezar una nueva metodología productiva, o convertirte en una persona muy productiva (¿¿¿¿y qué es eso????)

Yo he intentado muchos de esos y otros más. Hábitos y cambios, digo. Tanto en Enero como en otros meses del año, porque no hay que esperar a que el Calendario te diga cuándo intentar algo bueno. El caso es que a base de intentar cambios y hábitos, yo he fallado mucho… pero mucho, mucho. Y con cada minifracaso sí hice algo bien: fui tomando notas de cómo no debía hacerlo. Experiencia, la llaman.

Por eso, animado por estas fechas, me he animado a hacer una recopilación de las 7 peores formas de enfocar un cambio para el nuevo año. No sé si te ayudarán en tu caso… pero conmigo sí han funcionado.

1«Esta vez sí, voy a por ello de verdad. ¡A comérmelo!»

Jugártelo todo a tu fuerza de voluntad, a apretar los dientes, a «ir a por todas». La fuerza se te va por la boca, no tienes control así que la potencia se desperdicia, empiezas con mucha fuerza, pero terminas por dejarlo al cabo de cierto tiempo. No hay un método, repetición, todo queda en un experimento.

2«Estoy muy motivado.. pero mucho ¡eh! ¿Es que no me ves?»

Ponerlo todo en manos de una motivación que en el fondo es de paja, y que no va durar ni el primer envite de la cruda realidad (urgencias, distracciones, otros proyectos, falta de tiempo, etc). Esa motivación de boquilla suena genial cuando la escuchas y otros asienten y te dan ánimos pero… ¿de qué te sirve en la práctica? Tener motivos de verdad es fundamental (y digo DE VERDAD), pero no asegura nada.

3«Vuelvo a la carga, lo repito, esta vez tengo buenas sensaciones»

Intentarlo de la misma manera que antes. Y es que ya lo decía Einstein: «Locura es intentar lo mismo que antes y esperar diferentes resultados». Si las otras dos o tres veces no te ha funcionado, ¿piensas volver a la carga sin hacer ni un solo cambio? Hombre, puede sonar la flauta… pero no suele funcionar así. Casi seguro que volverás a tropezar en las mismas piedras y habrás quemado un terreno que cada vez querrás pisar menos. La frustración crecerá y crecerá.

4«No sé cómo lo voy a hacer pero sé que lo voy a hacer»

No tienes un plan. No sabes por dónde vas a empezar, qué vas a hacer y qué NO vas a hacer. Y sobre todo cuándo. Te lanzas a la carretera pero sin saber a dónde vas o qué camino vas a tomar. Llámalo plan, método, calendario de cambios… como tú quieras, pero lo necesitas. Por supuesto que tener uno no garantiza nada. Pero si no lo tienes casi seguro que durarás lo mismo que la otra vez.

5«Estoy mejor que nunca, ¿no me ves? Puedo con eso y más»

Intentar dos o más cambios a la vez. Tu inconformismo (bueno) y tu ambición (buena) son tan grandes; tienes tanta pasión y ganas que te lanzas en una doble cruzada. Sobre el papel poner en marcha varias cosas no es tan tan difícil. Lo has leído varias veces en blogs y sus autores dicen que tú puedes, que solo necesitas cargarte de «energía positiva». Y tú ahora te sientes Master & Commander, así que no vas a por uno sino a por dos, tres o los que sean. Bueno, en la vida real todo será más difícil: tú no estarás centrado, tu esfuerzo se diluirá, tu tiempo se dividirá, tus avanves llegarán con cuentagotas, y al final la realidad puede más.

6«Eso lo consiguo yo en un pispás, ¡vaya que si no!»

Intentar un cambio demasiado grande en poco tiempo, a base de bravuconadas y sprines. Hay una palabra de oro, brillantes y zafiros que deberías grabar en tu ADN: El cambio personal, SIEMPRE gradual. Hazlo escalonado y progresivo. En otras palabras: 1) Ármate de paciencia. 2) Apóyate en tu plan. 3) Repite, repite, repite, repite, repite, repite y repite; y después de eso repite, repite, repite y repite más.

¡Feliz Año amigo!


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