Cómo ponerse en modo «Hacer-y-Terminar»

¿Sabes cuál es el día de mayor productividad en las empresas? El día antes de irse de vacaciones. Todo el mundo quiere «cerrar temas» antes de irse y se pone a trabajar como un poseso. Ese día, en el que a veces sólo se trabaja por la mañana, eres capaz de cerrar frentes que llevaban abiertos semanas, terminar tareas complejas, enviar propuestas, escribir emails que tenías pendientes, tomar decisiones, completar documentos, ponerte de una vez con tareas procrastinadas e incluso desatascar algún problema de un compañero.

Ese día, tal vez por el desayuno, es uno de los más productivos en el trabajo: te llegan las horas que tienes, además avanzas un montón y te sientes bien contigo mismo. ¿Y por qué no actuamos así siempre?

Porque cuando tenemos tiempo de sobra la mente se relaja (se descuida), llama a la puerta de los malos hábitos, descuida la organización, cae en la improvisación, se deja llevar por distracciones, admite y recibe cualquier interrupción… pierde eficacia. Y luego nos lamentamos amargamente porque nunca nos llegan las 8 horas.

Esto es falso. Las 8 horas del día siempre llegan. De hecho sobran. Porque nuestro problema no es el tiempo que tenemos sino lo que hacemos con él. Y si no, prueba a hacer este ejercicio que a mí hace tiempo que me cambió la forma de trabajar y la forma en la que veo el tiempo de trabajo.

Imagina el día que tienes muchas cosas por delante. Cuando vayas de camino al trabajo mentalízate de que ese día sólo tienes tres horas de trabajo. Sí, sólo tres. Tienes tres horas para hacer todo lo que te habías propuesto.

¿Abrirías el Email nada más empezar?

¿Con cuántas tareas te pondrías a la vez?

¿Pedirías concentración a los que te rodean?

¿Qué tarea elegirías para empezar?

¿Abrirías tu lector de feeds?

¿Te darías una vuelta por tus redes sociales?

¿Te meterías en la primera reunión que te propusieran?

¿Abrirías skype o el messenger al empezar?

¿Te pondrías a descargar cosas o «mariposear» online?

¿En qué momento harías las tareas manuales o las rutinarias?

¿Cómo actuarías con las llamadas al teléfono fijo o móvil?

¿Dejarías el Email abierto para chequearlo cada cinco minutos?

Recuerda, sólo tienes tres horas y mucho trabajo por delante. En cuanto te fuerzas a pensar así tu actúas de un modo completamente distinto:

  1. Te pondrás el sombrero de «cerrar puertas abiertas»:
  2. Harás antes y mejor las tareas importantes.
  3. Disfrutarás luego de tiempo extra para el resto de cosas.

Cuando piensas así tu mente se pone en modo Hacer-y-Terminar y avanzas por tus tareas con una eficacia y resolución que te sorprenderá. Del mismo modo que un viernes o el día antes de vacaciones te fuerzas a ti mismo a cerrar temas. Y lo consigues.


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