Cómo matar las distracciones en el trabajo

Si hay algo que te impide trabajar, mátalo. Hazlo antes que vaya a más y lejos de ser un problema se convierta en un bomba improductiva que destruya tu esfuerzo, tu talento, tu eficacia y tu trabajo diario. Lo peor que puedes hacer con una distracción no es caer en ella —somos humanos— sino caer una y otra vez y no hacer absolutamente nada.

Las distracciones siempre preceden a la bancarrota productiva. Rompen tu ritmo de trabajo, desvían tu atención sobre cosas sin importancia, te restan intensidad, te generan frustración e insatisfacción (tú mismo te ves cayendo en ellas) y aumentan tu estrés y crispación. ¿Todavía te faltan motivos para matarlas?

El «yo es que me despisto con cualquier chorrada» no puede valer si lo que está en juego es hacer bien tu trabajo y crecer como profesional. Todas las distracciones se pueden evitar (matar) si hay voluntad y se siguen unas elementales reglas.

Paso 1: Detecta tus distracciones

Hay que empezar a actuar ya. Y ello pasa inevitablemente por detectar qué cosas te distraen a ti en tu trabajo. Cada persona es distinta así que es algo que debes identificarlo cuanto antes. Ahí van algunos sospechosos habituales: el Email y sus notificadores, redes sociales y sus aplicaciones (Twitter, etc), blogs y feeds, un compañero coñazo o tus propios pensamientos e ideas.

Sea lo que sea te animo a pararte a estudiarlo unos minutos y a anotarlo. Merece la pena ese pequeño esfuerzo si lo que vas a ganar es atención y capacidad de trabajo (si eso es lo que buscamos, claro).

Paso 2: Crea un cortafuegos

Ahora que has detectado tus distracciones es momento de frenarlas como sea. La clave de tu trabajo diario es la concentración, tu capacidad para trabajar de forma ininterrumpida sobre una tarea. Dado que todos tenemos la tendencia a dispersarnos es fundamental promover la concentración. ¿Cómo? Creando un cortafuegos que proteja a tu atención. Tres sencillísimas medidas y te resultará más fácil:

  • Haz sólo una tarea a la vez.
  • Cierra todas las aplicaciones, notificadores y cualquier cosa que no necesites para trabajar en esa tarea (Email, Twitter, Messenger, etc).
  • Apaga el móvil y descuelga el fijo.

Paso 3: Díselo a los demás

Quienes te rodean ni saben ni deducen ni asumen que necesitas «cero distracciones». La mejor forma de conseguirlo es decírselo a los demás. Si os ponéis de acuerdo para una cena de empresa, por qué no para conseguir un buen rato de concentración sin distracciones. Contar a otros tus rutinas y pedir que no te distraigan es tan sencillo como hacerlo. Te sorprenderá ver que (la mayoría) te respetan y conseguirás hacer tu trabajo sin distracciones.

Sigue estos tres elementales siempre que lo necesites. Ten a mano tu lista de tareas o de ideas para ir anotando cualquier cosa que surja, y tu concentración hará el resto. Tu trabajo será MUCHO más fácil.

Una última reflexión que a mí siempre me ayuda: si una y otra vez caes en la misma distracción, el único culpable eres tú por no hacer nada. Cada acción tiene una consecuencia y no hacer nada también.


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