Cómo convertir una tarea molesta en hábito sencillo

Yo en mi trabajo estoy solo. Como muchos autónomos soy un one man show lo que significa tener que hacer de todo. Y no siempre todo es divertido. De entre todas las cosas que hago al cabo de la semana hay un puñado de tareas que, directamente, odio. Pero “a base de calendario” he desarrollado el hábito de hacerlas y ahora apenas me cuesta. De tarea molesta e incómoda a hábito sencillo e indoloro. ¿Cómo lo conseguí?

Para empezar te recomiendo la lectura de esta entrada donde explico cómo Jerry Seinfeld utilizaba un sencillo calendario para forjar el hábito de escribir guiones a diario. Pero, ¿qué pasa cuando no se trata de una tarea que quieres hacer cada día? Ahí las papeletas para procrastinar se disparan.

Una vez a la semana tengo que hacer facturas, ordenar las que he recibido, hacer papeleo vario… Vamos, la tarea más divertida de la historia. Algo que tradicionalmente he postergado a la primera de cambio y dejaba siempre para última hora. Ahora ya no lo hago y cumplo con el plan semanal que me he propuesto. ¿Disciplina y abnegación? ¿Alguna técnica súper avanzada? Más bien no. Simplemente un calendario.

La fórmula que mejor me funciona a mí para hacer que una tarea molesta se vuelva hábito es convertirla en una cita que se repite en el calendario. Literalmente anotarla y recogerla un día de la semana, a una hora concreta, como si se tratara de una visita al médico que no te vas a saltar. Bloquea por anticipado en tu agenda tiempo para esa tarea molesta (próximo nuevo hábito) y prográmala para que se repita cada vez que tú quieras (fundamental detalle).

¿Y por qué funciona la combinación «tarea molesta?calendario?hábito»?

  • Porque algo que está en tu agenda de forma constante es algo que difícilmente vas a olvidar o ignorar.
  • Porque al elegir el momento del día-semana por adelantado te aseguras de escoger la mejor hora para hacerlo.
  • Porque al programarlo te aseguras que se repetirá. La repetición termina por romper cualquier resistencia y es la base de cualquier nuevo hábito. Tanto en tu trabajo como tu vida personal.
  • Porque el gesto de planificarlo por adelantado implica que quieres o tienes que hacerlo. No significa que tengas motivación sino motivos (yo no tengo motivación para hacer facturas pero sí motivos).
  • Porque al programarlo y ponerlo por escrito reservas el tiempo necesario para poder hacerlo. Si no lo haces por adelantado, luego nunca encontrarás el tiempo (las ganas) que necesitas.
  • Porque con el paso de las semanas tú mismo verás los resultados y querrás seguir repitiéndolo como la fórmula para conseguir nuevos avances.

Todos los hábitos que he logrado desarrollar en los últimos años, desde los más complicados hasta los más sencillos, han empezado con un pequeño gesto. El de utilizar un simple calendario y programar esa incómoda tarea para prender la mecha es uno de mis favoritos. Pruébalo a ver qué tal te funciona. Total, ¿qué puedes perder?


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