Así me convertí en una persona de mañana (y antes no lo era)

No siempre fui una persona de mañana. De hecho he sido lo contrario. Antes «rendía» más por la tarde y alargaba las jornadas todo lo que podía; a menudo hasta la noche. Pero un día decidí concentrarme más en la mañana, levantándome antes. ¡Madre mía cómo cambiaron las cosas!

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Pierde una hora por la mañana y la estarás buscando todo el día.

No recuerdo el día que escuché esta cita de Richard Whatel por primera vez. Lo que sí recuerdo es que empecé a darle vueltas muy en serio a la posibilidad de «cambiar mis horarios» y convertirme en una persona de mañana. Todo dentro de la revolución personal que inicié hace años, y a la que llegué harto de trabajar y vivir a medias.

Desconocía si eso de la mañana me iba a funcionar. Ni siquiera sabía si lograría modificar mis horarios y mis férreos hábitos. Pero quería intentarlo a toda costa. Hoy, años después de aquello, escribo sobre ello con cierta ternura y una sonrisa en la boca. ¡Vaya si ha funcionado!

¿Cómo lo conseguí? ¿Qué fórmulas, pautas o pasos seguí?

Voy a recoger a continuación mis propias claves, pero vaya por delante la más importante: hay que hacerlo despacio, paulatinamente. Uno no modifica hábitos y de rebote horarios pulsando un botón. Más que tiempo o determinación, se necesita paciencia y control para no cagarla por el camino (lo que con hábitos es relativamente fácil).

Ten claro el porqué, tus motivos
¿De verdad quieres y necesitas esto? ¿Tienes MOTIVOS? Decir «tengo que empezar madrugar para hacer muchas cosas» no me parece muy motivante. Cada hábito tiene que tener un porqué claro y sobre todo ilusionante. ¿Por qué es importante para ti? ¿Qué quieres conseguir? Dale un sentido que «tire» de ti… o de lo contrario sólo servirá para frustrarte.

Todo esto no va de «madrugones»
No lo veas en clave de horarios. Si te concentras sólo en cosas como «lograr salir de la cama», «vaya madrugón», «voy a tener que poner tres alarmas» y cosas así, déjalo. Mi hábito no es el de madrugar, sino el de empezar antes porque así puedo hacer mejor y más. Porque a primera hora soy más eficaz y efectivo. Porque tengo más claridad. Porque hay menos interrupciones… por mil razones más. Esto va de ser más efectivo y eficaz. (Te hablo al menos de mi caso.)

No empieces por la mañana, sino por la noche
Yo empecé a adelantar la hora en la que empezaba a trabajar, no poniendo el despertador antes, sino yéndome antes a la cama. Es cierto que luego me levantaba antes, pero en lugar de empezar el cambio por la mañana lo hice de noche. Cada día me acostaba 10 minutos antes. (Recuerda, hazlo progresivo y será menos traumático.)

Al terminar hoy planifica lo de mañana
El hecho de tener un plan claro de trabajo para mañana, me motivaba a empezar antes. Sobre todo tener bien identificadas mis tareas clave. El tener claro qué voy a hacer, por dónde voy a empezar, y qué tengo que conseguir, fue un inusitado estimulante para empezar antes.

Cuida el cierre del día, la noche
Cenas copiosas, bebidas estimulantes, cine/TV hasta última hora… Todo eso contribuía, no ya a que yo me acostara más tarde, sino a tardar en dormir y descansar peor. Ajustando un par de mis tornillos empecé a tener mejores mañanas, porque tenía mejores noches.

No te lo saltes los fines de semana
Cuando empecé, yo hacía esto de lunes a viernes. Como si fuera un hábito puramente laboral. Lo hacía mal por dos razones: 1) descontrolaba los horarios y mi cuerpo (el lunes me costaba horrores empezar); 2) no entendí que esto es un hábito para hacer tareas profesionales, sino un hábito vital. Así que el sábado-domingo seguí con horarios parecidos (un pelín más suaves) y los completé con una siesta.

Disfrútalo, porque se puede disfrutar
Hay pocas sensaciones comparables a verse a uno mismo empezando el día enchufado y, en una hora y pico, haber hecho ya varias cosas. Te motiva, te da confianza, te da energía e impulso para decir «dame la siguiente». Creo que es algo que merece la pena saborear.

No soy de los que cree que esto vale para todo el mundo… pero se lo recomiendo a todo el mundo :-) Al menos en mi caso, el ser una persona de mañana ha revolucionado para siempre la manera en la que hago las cosas. Y no sólo en el trabajo, también en las cosas personales y de casa.


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