¿Eres Flexible y Adaptas tu Forma de Trabajar al Momento?

Cuando llueve moderas la velocidad. Cuando hay niebla todavía la reduces más; y además aumentas la distancia de seguridad. Y lo mismo cuando conduces de noche. Si adaptas la forma de conducir a cada momento, ¿por qué nos empeñamos en trabajar todos los días de la misma forma?

La manera de trabajar, el orden en el que hacemos las cosas, los lugares, las herramientas que utilizamos… normalmente repetimos todo eso un día tras otro, un día tras otro. Son nuestras rutinas. Y eso es genial. Porque las rutinas y las costumbres son poderosas. Pero no siempre son una fórmula ganadora. No siempre funcionan porque todos los días no son iguales.

Si estás descentrado y despistado, ¿trabajas siempre igual?

Si hay un pico de trabajo con muchas cosas que entregar ese día, ¿trabajas siempre igual?

Si un día hay muchas reuniones o salidas de la oficina, ¿trabajas siempre igual?

Si están llegando más imprevistos de los normales, ¿trabajas siempre igual?

Si estás bloqueado y no salen las ideas como otros días, ¿trabajas siempre igual?

Si estás cansado o bajo de motivación y energía, ¿trabajas siempre igual?

Si hoy te interrumpen más que otros días, ¿trabajas siempre igual?

El trabajo inteligente que buscamos y necesitamos no es «ponerme a trabajar y ya está», sino, entre otras cosas, saber adaptar la forma de trabajo, modificar el plan de trabajo, cambiar de lugar, o buscar alternativas a las formas diarias cuando es necesario.

Las rutinas, las costumbres, los métodos, los horarios y nuestro flujo de trabajo son importantísimos, y en gran parte la base de los resultados diarios. Pero no basta con aplicarlos a pies juntillas. Hay que saber mirar cómo está la carretera y cambiar la forma de conducir si circunstancias lo exigen.


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