5 Maneras Infalibles (y típicas) de Sabotear tu Trabajo

Esfuerzo no equivale a resultados. No necesariamente. A veces nos lo complica el jefe y compañeros. A veces la tarea en sí, que se retuerce y se pone cuesta arriba. Y muchas veces nosotros los que, mediante actos de refinado saboteo, decidimos no conseguir lo que pretendíamos.

¿Puede uno ser tan «tonto» de sabotearse a sí mismo en el trabajo? Pues sí. Porque (casi) nadie lo hace de forma deliberada. El saboteo son costumbres y rutinas destructivas que reproducimos de forma automática sin darnos cuenta de las consecuencias.

Maneras de autosabotearse hay muchas. Yo lo sé porque hice un máster en malos hábitos y luego seguí perfeccionando mis habilidades durante años. Luego reaprendí a trabajar y fue cuando empecé a descubrir lo que de verdad podía hacer con mi esfuerzo. (No es que ahora sea «Mr. Perfecto», es que lo hago mejor.)

De todas esas formas infalibles de saboteo, hay cinco que además repetimos cada día. Y a veces de forma encadenada. Con lo que llevamos todas las papeletas para hacerlo como el culo. En estos caso sí que sí, esfuerzo no equivale a resultados.

Si alguien grabara un documental con nuestros malos hábitos y nos los enseñara, diríamos — pero ¿qué c**** haces idiota?

  • 1. No prepararte por anticipado
    Empezamos el día y la semana sin planificación ni preparación. O bien una a medias hecha de forma chapucera. Naturalmente que hay muchas cosas que tú no puedes anticipar, pero otras muchas que sí… así que ¿por qué no prepararse? Es como querer empezar la carrera… pero a la pata coja.
  • 2. Empezar una tarea con distracciones
    La tarea ya es dura de por sí. A veces muy dura. Si yo decido añadir mis propias distracciones (sobre todo digitales), lo único que estoy haciendo es poniendo una bomba frente a mí. Al final tú eres lo que consigue tu mente: tus ideas, tu inventiva, tu intuición, tu claridad, tu agudeza… todo eso se va a pique cuando haces Multitarea.
  • 3. Correr y no pensar
    Cada día tomas microdecisiones que aparentemente no cuentan pero que definen quién eres y cómo haces las cosas. «Esto es una urgencia» (cuando en realidad es un imprevisto). «Tengo que ir a esa reunión» (cuando en realidad no aportarás ni te aportará nada). «Hay que hacer esa tarea ya» (cuando podrías hacerla por la tarde o mañana). Cuando corres mucho y piensas poco tienes muchísimas menos posibilidades de acertar.
  • 4. Decir «sí» a todo (no saber decir «no)
    Un clásico, sí, pero seguimos cayendo en la trampa como lelos. Y de forma estrepitosa. El «sí» a todo, la saturación y el exceso de actividades y compromisos (muchas veces basura) es una de las formas más directas de sabotearse a uno mismo. Si intentas llegar a todo no llegarás a nada; y si intentas contentar a todos el primer descontento serás tú.
  • 5. Desgastarte en tareas que no cuentan
    Hay muchas tareas sí. Pero todas son distintas. Si te dejas la piel en cosas que no aportan ni se traducen en resultados, te convertirás en un profesional mediocre e infeliz. (Lo digo bien alto porque yo lo fui.) Las listas tontas de tareas sólo contribuyen a confundir las tareas e invertir esfuerzo en el sitio equivocado.

¿Caes tú en ese (auto)saboteo?

En esta semana que ya termina, ¿has caído en el (auto)saboteo? ¿De cuántas maneras distintas lo has hecho? Dedica cinco minutos a pensarlo. Repasa los últimos días y las últimas cosas que has hecho.

Y lo más importante de todo: ¿qué vas a hacer la semana próxima para no sabotearte?

No cuentan los fallos. Sino lo siguiente que vas a hacer.

Este es un detalle importantísimo en Gestión Personal: cuando uno encuentra un fallo… aunque sea gordo y reiterado, no es en realidad un fallo, sino una oportunidad únicade hacerlo bien a partir de mañana. Y no una vez y ya está, sino de convertirlo en hábito y hacerlo bien para siempre.

¡Imagina las posibilidades y lo que puedes llegar a conseguir!


También te puede interesar...